La Habana, Cuba. – En el cementerio sevillano de San Fernando, reposa la escritora y poeta Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Había fallecido en Madrid el 1ero. de febrero de 1873, en medio de una crisis de soledad y aflicción. Meses antes de su muerte, expresó en testamento su deseo de ser enterrada en Sevilla, en la tumba familiar donde ya descansaba su hermano Manuel, y dispuso que trajeran desde La Habana los restos de su último esposo, el coronel español Domingo Verdugo.

Allá, en España, quedó Tula, «peregrina en la tierra», como ella se definió. Pero jamás quedaron en duda sus sentimientos amorosos por Cuba.

Gertrudis Gómez de Avellaneda nació en Santa María del Puerto del Príncipe -hoy Camagüey- en 1814 y desde temprana edad asumió su vocación literaria, hasta convertirse en figura clave de las letras hispanoamericanas. 

Fecunda obra literaria

A los 22 años viajó Gertrudis Gómez de Avellaneda rumbo a España, ansiosa por conocer la tierra natal de su padre. En plena travesía escribió su emotivo soneto: Al partir.

Regresaría a Cuba en 1859, ya con una fecunda obra poética y narrativa. Grandes honores le rindieron en La Habana, y en otras ciudades, como su Camagüey natal. Cinco años después la Avellaneda retornó a España.

A 148 años de su muerte, sigue estudiándose su obra, por la cual se le sitúa entre las precursoras del feminismo moderno.

Dejó piezas teatrales como Baltasar y la novela Sab, considerada la primera novela antiesclavista, además de una poesía poderosa.

Gertrudis Gómez de Avellaneda, dueña de una fuerte personalidad, fue una transgresora, que defendió los derechos de la mujer y enfrentó los convencionalismos de su época.