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Dos hechos en los días recientes ponen al descubierto la hipocresía de la política de Estados Unidos contra Cuba. El lanzamiento de dos cocteles molotov contra nuestra embajada en Washington, seguido hasta hoy de total inacción de las autoridades pese a que calificaron de «inaceptable» el suceso, devela otra vez la protección de que ha gozado el terrorismo en Estados Unidos, desde donde se han fraguado los más arteros ataques contra nuestro pueblo.

La nueva agresión sigue totalmente impune más de una semana después, y vuelve a recordar un pasado que es presente, y que denuncia la mentirosa inscripción de Cuba en la lista estadounidense de naciones, supuestamente, patrocinadoras del terrorismo. ¿Quiénes protegen el terror? Pero son elocuentes también las acusaciones que tienen en vilo la carrera del legislador Bob Menéndez.

Más mentiras

La falsedad en que se sustenta la política anticubana de Estados Unidos está también a la vista, con el escándalo en torno a Bob Menéndez.

La ocupación de dinero que obtuvo de otros países a cambio de políticas que votó desde su cargo como senador, muestra la corrupción bajo la piel de uno de los más encarnizados defensores del bloqueo y de las sanciones a Cuba.

El legislador por Florida ha dicho que el dinero «lo había guardado para emergencias» por «el trauma» que le dejaron las «confiscaciones», en alusión a la Nacionalización emprendida en los años de 1960, que puso las riquezas en manos del pueblo cubano.

Pero la mentira no la aceptan ni los de su camada. Al menos, hay que agradecer a Bob Menéndez, por poner al desnudo la podredumbre del L0bby que presiona a la Casa Blanca para que se siga castigando a Cuba.