Había una vez un líder presidente comandante llamado Hugo Rafael Chávez Frías, que decidió abandonar los nombres y nombramientos largos para mudarse al País de La Siempreviva, donde se hallan los niños que solamente hacen preguntas de “por qué” y NO miran a los zapatos de las gentes para elegir a sus amigos. Quería que […]
Ernesto Che Guevara no puede morir nunca, porque cada día es más útil y necesario frente al egoísmo y la banalidad con que el consumismo deslumbra a débiles y vacilantes.
Y el perrito narigudo le responde: Cierto, Charly, pero los otros días no… Y he ahí un ejemplo del uso correcto de la frase “los otros días”, tan frecuentemente utilizada y tan mal empleada.
La isla, escribió Martí, está en el fiel de América, en el punto de equilibrio, y la independencia cubana vendría a hacer valedera esa condición para el mundo.
La Habana, Cuba.- En un drama policial reciente, exhibido por la televisión, a un personaje se le oyó decir “en definitiva cuenta”, barbarismo que –probablemente- no figuraba en el libreto, sino que, según nuestras deducciones, pertenece al argot del actor. El citado dislate –que ya antes habíamos oído- es un híbrido de dos locuciones adverbiales: […]
Como hijo pródigo que vuelve a la casa paterna, como quien regresa al abrazo del padre, va el Comandante en Jefe hacia Santa Ifigenia, para colocarse a la diestra del Maestro, a la sombra del progenitor que alimentó su pensamiento y echó las bases de su ideología.
Fidel nos forjó como sociedad, como país, como nación. Nos modeló de acuerdo con su sueño, según su idea de dignidad y de justicia. Luchar por la equidad fue cambiándolo a él, y supo que debía transformar a su gente para hacernos mejores y más libres.
La Habana, Cuba.- Un hombre decidió echarse su país en las espaldas y con su carga ascendió hasta las cumbres más altas, donde en mármol cabizbajo otro hombre lo esperaba. Él encendió las antorchas de la apostólica marcha, él condujo los disparos en el alba del Moncada, él capitaneó las olas desde la proa del […]
Fidel Castro encarna la dignidad de una nación, la esperanza de un pueblo, la voz de los desposeídos de la Tierra hacia la que siempre miró magnánimo y enérgico.
Tal vez la necesidad que siente el hablante del español actual de complementar al imperativo para fortalecerlo eufónica y semánticamente, generó sustantivos derivados de ellos.