La Habana, Cuba. – Allá en San Andrés de Holguín, lógicamente ofendida, vive Magali Domínguez, que acudió a unas oficinas para hacer unas gestiones, y a cada buró que iba peloteada por el otro, saludaba: “¡Buenos días!”. Levantaba la cabeza el empleado y decía: “Dígame, ¿qué es lo que quiere?” Pero nadie respondía su saludo mañanero…

No se angustie tanto, amiga; si le sirve de consuelo, le hará bien esta noticia: las habas que allá se cuecen, aquí también se cocinan. En San Andrés, en San Juan, en Santiago y Artemisa, son las mismas habichuelas, vuelta abajo y vuelta arriba, porque todas esas vainas son de la misma semilla. Ya habrá que pagar impuesto también por la cortesía.