Cuando llega el verano estar morenos nos hace sentir más atractivos, pero lo cierto es que el sol puede dañar nuestra epidermis si nos exponemos a él de forma irracional sin tomar precauciones.

Por eso es muy importante acudir a un dermatólogo si comprobamos alguna nueva lesión en nuestra piel, que crece muy pronto o modifica su forma, color o tamaño, para que evalúe cada caso concreto.

Estar expuestos a las radiaciones solares por largo tiempo puede ocasionarnos cáncer de piel, como el no melanoma o carcinoma basocelular, enfermedad más habitual pero con un comportamiento menos agresivo y que surge en la capa externa de la piel.

También está el melanoma, el cual no es tan habitual pero sí más peligroso con un crecimiento rápido. Ese tipo de lesiones, lunares o manchas no tienen simetría, los bordes y el color son irregulares y, en general, superan los 6 milímetros de tamaño.

Seis consejos preventivos

Existen determinados factores de riesgo de cáncer de piel que no se pueden evitar, como los antecedentes familiares o el tipo de piel.

Sin embargo, hay otros que sí se evitan, como la exposición muy prolongada al Sol, las quemaduras con dolor o ampollas, y la utilización de cabinas de bronceado.

Le ofrecemos seis recomendaciones para prevenir ese mal. Evite tomar Sol desde el mediodía hasta las 4 de la tarde; revise la fecha de caducidad de las cremas solares y el período de utilización después de abierto el envase; y aplíquelas de manera uniforme y constante sin dejar huecos.

También utilice gafas, sobreros y camisetas; en los niños aplique protectores con filtros físicos y no químicos para evitar alergias, mientras a los bebés menores de un año no los exponga directamente al Sol pues su piel aún no está preparada para ello.