El cielo viste un celeste hermoso y los rayos del Sol nos abrazan cada vez con mayor intensidad. Vivimos la época más esperada: “¡el verano!”, para transformar esas zonas sensibles del cuerpo que palidecieron en algún momento bajo la abrigadora ropa del corto invierno cubano, en un ardid de glamur para atraer miradas.

No dudamos entonces en entregar cuerpo y alma al Astro Rey, ese que nos hace amanecer temprano y encomendarnos a las más variadas actividades, que marca el día e ilumina la vida con su luz.

Pero, ¡Atención!, las radiaciones solares en exceso y sin medida pueden ocasionar el cáncer de piel, la aparición de arrugas, manchas y otros efectos negativos.

Y sucede, porque la piel guarda memoria de cada hora que pasamos bajo los fuertes rayos del Sol.

Bajo la sombra de un árbol

Para quienes insisten en lucir una piel dorada por el sol, aun cuando éste nos haga sudar la “gota gorda”, algunos consejos: usa sombreros, gorras, gafas, pero sobre todo, no permitas que los rayos del Astro Rey, al mediodía, te atrapen sin cobija.

Aplica protector solar si vas a la playa, o, en su ausencia, bebe zumo de naranja o zanahoria. Por si no lo sabías, te regala un bronceado natural.

Vive el verano, pero deja que tu cuerpo respire. Relájate; el estrés y la piel son enemigos en el batallar diario. Diviértete, pero toma la salud de tu piel en serio, y ante todo, bebe mucha agua, ese líquido que da el aliento a tu existencia.

Cuida la higiene de tu cuerpo, y así también mantienes limpia tu sonrisa, tu alma. Y recuerda, si te entregas al verano, no permitas que cuando el Sol caliente queme tu piel.

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