Compartir

La Habana, Cuba. – Aquella aciaga tarde del penúltimo día de julio los asesinos privaron a la Revolución del más valioso, el más útil y extraordinario de nuestros combatientes, al decir de Fidel.

El asesinato del máximo jefe de la lucha clandestina estremeció a Santiago de Cuba. Frank País García, junto con su compañero de lucha Raúl Pujol Arencibia, habían caído acribillados a balazos en una calle santiaguera.

Frank tenía 22 años y Pujol 35. El primero, maestro; el segundo, comerciante. Los dos consecuentes con sus ideas revolucionarias. La ciudad se vistió de luto. El comercio cerró sus puertas y se suspendieron los espectáculos públicos.

La muerte del As del clandestinaje constituyó una imponente manifestación de duelo e indignación popular, y un postrero homenaje al combatiente inolvidable.

Símbolo de una juventud heroica

El sepelio de Frank se convirtió en una imponente manifestación de pueblo combativo y su cadáver fue amortajado con el uniforme del 26 de Julio.

Indiscutido jefe del alzamiento del 30 de noviembre, máximo dirigente del Movimiento en la clandestinidad, excepcional combatiente, Frank era eso y más: el símbolo de una juventud heroica.

El 30 de julio de 1957, el pueblo santiaguero, con conciencia de lo que había perdido, se adueñó de la ciudad. Disciplinado, modesto, audaz, los calificativos se repetían entre sus compañeros de lucha.

Vilma Espín, una de sus más cercanas colaboradoras, distinguió en Frank sus conceptos políticos y sociales respecto a la lucha y resaltaba sus criterios justos y avanzados sobre la participación femenina en la misma.

El maestro de la clandestinidad

David, era el nombre en la lucha clandestina del joven maestro. Dirigente estudiantil y político, Frank País legó a las generaciones venideras su ejemplo de honestidad, humanismo y humildad en tan corta vida.

Quien fuera Jefe Nacional de Acción y Sabotaje e integrante de la Dirección Nacional del Movimiento, figura, por derecho propio, entre los nombres imprescindibles de la Revolución.

Hombre de lealtad inquebrantable e incondicional a Fidel, Frank, según Raúl, tenía la talla de un auténtico político, la madurez de un luchador avezado, el fogueo combativo de un veterano, la tenacidad de un hombre convencido y la valentía personal de un combatiente de la primera línea.

En memoria al heroico ejemplo de Frank y de todos los mártires, Cuba conmemora este día como el de los Mártires de la Revolución.