La Habana, Cuba. – Héroe de inigualable carácter, el primero que liberó a los esclavos y se lanzó en armas desde su ingenio La Demajagua e iniciador de la Guerra de los Diez Años.

Así fue Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, quien nació el 18 de abril de 1819 en la villa de Bayamo, provincia de Oriente.

Fue un abogado y líder independentista cubano, quien como muchos jóvenes de su clase social, cursó los estudios superiores en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, en La Habana, donde tres años después se graduó de bachiller en Derecho en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana.

Sufrió la represión colonial en tres ocasiones: deportado a Santiago de Cuba y a Palma Soriano, confinado cinco meses en el Morro santiaguero y desterrado a Baracoa, en el extremo más oriental de la Isla.

Amor a Cuba

A propósito del aniversario 205 del natalicio del Padre de la Patria, el jueves 18 de abril, a las 10 de la mañana, será colocada una ofrenda floral ante su estatua en la Plaza de Armas, en un acto organizado tradicionalmente por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

El homenaje al iniciador de las luchas por la independencia y primer presidente de la República de Cuba en Armas contará con breves palabras del licenciado Jorge Calaña, museólogo del museo de la ciudad.

Una hora después, en esa misma institución, tendrá lugar la visita a la exposición La virtud revolucionaria: Carlos Manuel de Céspedes.

La firmeza del líder de la causa independentista y su amor a Cuba quedaron patentizados cuando expresó: Oscar no es mi único hijo: yo soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución.