«Rita la Caimana», guaracha que popularizó el afamado dúo cubano Los Compadres, es una alegoría a la más bailadora y dicharachera mujer que viviera en Bayamo en el siglo XX. ¿Su nombre? Rita Salazar Sánchez.
Contó el intelectual José Carbonell que en una visita a la urbe histórica, Lorenzo Hierrezuelo conoció a aquella dama de origen muy humilde, que con sus hijos en fila y tomados de las manos, le acompañaban en el afán de solicitarle a transeúntes y comerciantes algún dinerito para vivir.
Tras las dádivas, la morena comenzaba a contonear su cadera al ritmo del son oriental, y por aquellas improvisadas actuaciones en calles y plazas bayamesas recibía el aplauso de sus coetáneos.
Eran tiempos muy prolíficos para el ya reconocido músico y cantante Lorenzo Hierrezuelo, quien junto al río Bayamo concibió su atractiva canción.
El virtuosismo de la segunda villa cubana
Según el fundador del dúo Los Compadres, Lorenzo Hierrezuelo, Bayamo tiene dos cosas, que no tiene La Habana, una historia muy hermosa y una Rita La Caimana.
Al evaluar esta letra, todo indica que el artista santiaguero se impactó con el ambiente bohemio, libertario y camaraderil que transmitía la villa que vio nacer el independentismo cubano, pero también con personajes costumbristas como la bailadora Rita.
Los bayameses de su tiempo bromeaban y se divertían con sus arrebatos danzarios, a los que algunos calificaban de rasgos de locura, mientras otros hacían ver que era parte del expresivo folclor de la ciudad.
Los bayameses de hoy, la han elevado en su comunidad y su figura a tamaño natural ocupa un lugar importante en el Museo de Cera de la villa fundada por el Adelantado español Diego Velázquez.
Lo cierto es que la mítica y encanto de esa bayamesa traspasó su querido terruño y sus anécdotas figuran como centro de una pieza esencial del pentagrama cubano: cómo baila Rita La Caimana.
Una guaracha muy aplaudida.
El dúo Los Compadres, formado por los hermanos santiagueros Hierrezuelo, distinguió por su creatividad sonora y piezas con jocosidad elevada.
Entre las guarachas que distinguían su obra, y que tanto solicitaban los públicos, estaba aquella que dedicaron a la bayamesa Rita La Caimana, un personaje popular en el oriente del país, que atraía por su peculiar modo de bailar, con faldas largas y anchas, que agitaba al ritmo de la picaresca nacional.
La canción cómo baila Rita La Caimana, además de hacer reir con las travesuras de una humilde mujer obsesionada con el baile y los aplausos, también recoge pasajes del devenir de Cuba en los años 60 del pasado siglo.
En ella se menciona la rica historia de Bayamo, la plaza de la Revolución de la urbe y el devastador ciclón Flora.