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La Habana, Cuba.- Figura sobresaliente de los hombres del 68, Eduardo Agramonte Piña no era, como algunos creían, un seguidor de su primo Ignacio, nacido pocos meses después que él. Por el contrario, muchos en la familia del médico, músico, periodista y coronel mambí Eduardo Agramonte Piña consideraban que éste estimulaba la vocación revolucionaria del Bayardo.

Nacido el 14 de octubre de 1841 en la otrora Puerto Príncipe, concluyó sus estudios de medicina en Barcelona, España y al regreso de una larga estancia que también incluyó Francia, Agramonte Piña comenzó a ejercer como  cirujano y profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de su ciudad natal. Labores que alternó con las literarias y las conspirativas a favor de la revolución.

El impaciente Eduardo

La breve existencia de Eduardo Agramonte Piña no puede ser más fecunda y rica en vivencias. En 1866, el joven galeno ocupó un lugar entre los constituyentes de la Junta Revolucionaria del Camagüey. Y en el 68 se alzó en Las Clavellinas para secundar el levantamiento de Céspedes en La Demajagua.

Eficiente como ejecutivo, Agramonte Piña siguió formando parte del comité revolucionario que en febrero de 1869, en la reunión pública de Sibanicú, tomó el nombre de Asamblea de Representantes del Centro, ampliándose el grupo con patriotas tan prestigiosos como Francisco Sánchez y el elocuente orador habanero Antonio Zambrana.

Por esos años, Eduardo Agramonte centraba su universo en la lucha independentista, a la que se entregó totalmente.

Aquel fuerte y seductor Eduardo

Eduardo Agramonte Piña se convirtió en el primero de los hombres del 68 en derramar su sangre por la libertad. Casado como su primo Ignacio con una hija del doctor Simoni, Matilde, el joven Agramonte Piña renunció en enero de 1870 a sus cargos en la República en Armas para volver al campo de batalla.

En mayo de ese año su mujer y sus hijos fueron deportados. Ya para entonces El Mayor había renunciado a su jefatura militar debido a discrepancias con el gobierno central.

Con la vuelta de su primo Ignacio a la dirección de la guerra en el Camagüey, Agramonte Piña se le unió. Un año después El Mayor lo nombró jefe de la brigada Sur, considerada la primera en el combate.

El fuerte y seductor Eduardo, como lo llamó Martí, cayó combatiendo en 1872.