La Habana, Cuba. – Las nuevas restricciones impuestas a los viajes de los estadounidenses a Cuba evidencia la hipocresía de la administración de Trump cuando dice apoyar al pueblo de la Isla y defender los intereses norteamericanos.

En el 2017, Trump sostuvo que revertía el acercamiento al país antillano para respaldar a los cubanos, pese a que la mayoría de los habitantes de esta nación y los cubanoamericanos estaban a favor del proceso de normalización de relaciones iniciado durante el ejecutivo previo.

Desde entonces su Gobierno adoptó varias medidas contra Cuba, que van desde limitar las transacciones con empresas estatales hasta suspender la entrega de visas en La Habana y aplicar el Título III de la Ley Helms-Burton.

Cuando se evalúan esos pasos, numerosas voces coinciden en que tienen un efecto negativo sobre quienes viven en la Isla y sobre varios sectores económicos estadounidenses.