La Habana, Cuba. – Cuando el circulo contra el expresidente Donal Trump se cierra por su instigación al asalto al edificio del Capitolio en enero de este año, el magnate hace piruetas legales para salir del atolladero que puede acabar con sus aspiraciones políticas.

Hace unos días los abogados de Trump presentaron una querella ante los tribunales para tratar de prohibir el acceso de los investigadores a las llamadas telefónicas, notas, cuadernos, documentos y videos fechados el 6 de enero cuando una turba agresiva irrumpió en la sede del legislativo.

Los esfuerzos de Trump por evitar que esas evidencias resulten monitoreadas indica que mucho se esconden de su participación en aquellos sucesos, algo inédito en los Estados Unidos y que tienen al entonces presidente como el responsable.

Perseguido por las evidencias que lo identifican como el promotor del asalto a la sede del Capitolio, Trump trata  a toda costa de salvar el pellejo.

Trump un elemento toxico

Cuando Donal Trump se enfrasca en una disputa con el Congreso que investiga su responsabilidad en el asalto al edificio del Capitolio en enero de este año, al interior del Partido Republicano crece la impresión que el expresidente es un factor toxico de cara a las elecciones de medio término fijadas para el 2022.

Sin enfrentar directamente a Trump, algunos republicanos prefieren mantener distancia con el magnate. Ejemplo de esto resultaron las recientes elecciones para gobernadores en Nueva Jersey y Virginia donde los aspirantes del Partido Republicano mantuvieron pocos o ningún contacto con Trump, evitando que su figura influyera en los resultados.

Esto indica que Donald Trump no las tiene todas consigo dentro de su propio partido de cara a una posible candidatura presidencial, donde los republicanos lo ven como un elemento toxico para el resultado de las urnas.