La Habana, Cuba. – Ni siquiera Estados Unidos, la principal potencia económica mundial, ha podido escapar al impacto de la inflación, un fenómeno que como un aterrador fantasma se asoma en las cuatro esquinas del planeta.

La conjunción de la anterior crisis internacional, la pandemia y el conflicto en Ucrania se ha convertido en la tormenta perfecta de la que nadie puede escapar. Las cosas han llegado al punto que el Departamento de Trabajo de Estados Unidos admitió que la inflación subió a un 8.5 por ciento en los últimos doce meses, una cifra récord para ese país, marcada por la elevación de los precios de combustibles, vivienda y alimentos.

Algunos expertos aseguran que esa nación está a las puertas de otra crisis de estanflación, un malsano coctel que combina altas tasas inflacionarias, creciente desempleo y recesión económica.

En el viejo continente

Europa tampoco ha podido librarse del golpe inflacionario, sobre todo por la subida de los precios de los combustibles a causa del conflicto en Ucrania.

La inflación en la Unión Europea aumentó en marzo un 7.5 por ciento, un crecimiento record para el bloque desde que en 1997 se conforman las estadísticas regionales.

La zona euro vive una escalada de precios que en algunos países pone en tensión a las economías familiares, como en España, donde la canasta básica ha sufrido un aumento cercano al diez por ciento, un registro no visto desde hace 37 años.

Aunque los países del Norte desarrollados resisten mejor, el problema es mundial y es una evidencia casi tangible que la inflación es hoy un fenómeno que, como el Sol, calienta a todos.