Las evidencias confirmaron el lazo entre Guaidó y los delincuentes colombianos

Las pruebas de la relación entre la derecha venezolana y grupos paramilitares colombianos han puesto en jaque al cabecilla opositor Juan Guaidó. El autoproclamado presidente de Venezuela no ha podido explicar sus nexos con Los Rastrojos, una pandilla criminal que en febrero lo ayudó a atravesar escondido la frontera colombo-venezolana.

A las fotografías junto a dos responsables de esa banda paramilitar se sumó el testimonio de otro integrante del grupo detenido por las autoridades venezolanas.

Todas esas evidencias confirmaron el lazo entre Guaidó y los delincuentes colombianos, quienes incluso participaron el año pasado en un fallido intento de magnicidio contra Nicolás Maduro.

Aunque la mayoría de la comunidad internacional no reconoce al autoproclamado jefe de estado, este episodio ha sido el que más ha dañado su imagen.

Pifias políticas

A los errores políticos de Guaidó se acaba de agregar haber quedado fuera del pacto firmado entre el gobierno bolivariano y un grupo de partidos opositores.

Como si fuera poco, y en consonancia con ese acuerdo, el oficialista Partido Unido Socialista de Venezuela se reincorporó a la Asamblea Nacional, tras abandonarla hace dos años luego de que la oposición no acatara decisiones del Tribunal Supremo de Justicia.

Las meteduras de pata del autoproclamado le están pasando factura y el gobierno chavista ha advertido que tiene en el bolsillo más evidencias de la confabulación con Colombia y Estados Unidos.

Más allá de los probados vínculos con las bandas paramilitares colombianas, las más recientes pifias políticas evidencian que de Guaidó va quedando solo un rastrojo.