Cuba sigue independiente y libre ante el imperio

La Habana, Cuba. – Plan contra plan, pedía José Martí en Patria en el lejano 1892 y el llamado, repetido en pleno Siglo  XXI, parece haber sido hecho para nuestros días. Y es que la nación, al aprobar una nueva Carta Magna, también levantó un escudo contra los planes que rondan por las oficinas de la Casa Blanca.

Donald Trump con la cuerda que le dan Pompeo, Bolton, Rubio y Claver-Carone, reforzó ahora la aplicación de la Ley Helms-Burton, un engendro legal vigente desde marzo de 1996.

Hay que curarse en salud, porque aunque aplazaron por otros 30 días el Titulo Tercero de esa ley recolonizadora abrieron la puerta a demandar a algunas empresas cubanas, supuestamente vinculadas a la defensa y a la seguridad nacional.

Esas entidades están en una arbitraria lista del Departamento de Estado desde hace poco más de un año.

Constra la soberanía de Cuba

La Ley Helms-Burton  no tiene precedente legal en Estados Unidos, donde nunca el Congreso había asumido las prerrogativas presidenciales en política exterior. Además, nunca ese cuerpo legislativo se adjudicó una función judicial al declarar que las nacionalizaciones realizadas en Cuba fueron ilegales, sin tomar en cuenta los principios del Derecho Internacional.

Al final, el objetivo confeso es convertir a Cuba en un Protectorado de Estados Unidos a través de un invento legal que codifica la tupida red de regulaciones del bloqueo aplicado contra nuestro país.

A ese plan, como pidió Martí, opusimos el nuestro y la nueva Constitución ha sido refrendada por abrumadora mayoría para dejar claro que en Washington pueden hacer lo que les de la gana, pero que aquí, en Cuba, solo mandan los cubanos.