La Habana, Cuba. – Tres meses son 90 días, 2 mil 160 horas, 129 mil 600 minutos y 7 millones 776 mil segundos.

Ese es el tiempo en que los científicos cubanos abrieron una puerta a la esperanza con la elaboración de un candidato vacunal contra el nuevo coronavirus.

Es el tiempo que necesitaron para demostrar la capacidad de nuestros profesionales y de la industria biofarmacéutica cubana.

Orgullo aparte, porque nos pusieron otra vez en el firmamento científico mundial, lo que han hecho confirma la validez de una idea que desarrolló Fidel Castro cuando la noche era más oscura.

Porque lo hizo en pleno Período Especial y proyectó el desarrollo bajo la premisa de concertar los esfuerzos de los investigadores con la producción, para que los resultados fueran tangibles y salvaran vidas.

Soberanía científica

En distintas fases de estudio hay en el mundo científico unos 200 candidatos que pudieran o no convertirse en una vacuna efectiva. Que existan, sin embargo, no significa que estén a disposición de Cuba, porque ya sabemos todos los obstáculos que tenemos que saltar en el mercado internacional.

Por eso, tener una esperanza nuestra, que no depende de nadie y que también salvará vidas, significa plantar otra bandera en la defensa de la soberanía nacional.

Es esa la razón por la que el novedoso candidato vacunal cubano ha sido llamado Soberana 01, un nombre simbólico que es toda una declaración de principios. Pero también, como dijo a las colegas de Cubadebate una de las investigadoras, Dagmar García, la vacuna que desarrollamos es para nosotros y para los pobres. 

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