Seguro que a Donald Trump no le gusta el ping pong. Y hay que pensar así porque el presidente estadounidense parece haber borrado la llamada Diplomacia del Ping pong, que hace 49 años abrió la puerta a las relaciones de Washington con China.

Después de una breve luna de miel, la Casa Blanca lanza constantes andanadas retóricas contra Beijing, que parece ser el nuevo culpable de todas las desgracias norteamericanas.

En las últimas semanas, la Administración Trump arreció sus acciones antichinas, al parecer con la vista puesta en las venideras elecciones.

Sabedor de que tiene la reelección en el pico de la piragua Trump busca algo en lo que entretener a los votantes para proyectar una imagen de presidente duro, que defiende los intereses de Estados Unidos, y al mismo tiempo atacar a su rival estratégico.

Washington bajo amenaza

Imperio en retroceso, pero aún con grandes fortalezas, Estados Unidos siente la amenaza china en el control planetario. Por eso, las constantes acusaciones contra Beijing, las sanciones comerciales y ahora el ataque directo contra la tecnología 5G y la red social Tik Tok.

Esos dos últimos casos son la expresión de la perdida de terreno de Estados Unidos en el desarrollo de nuevas tecnologías, un área en la que China lleva ventaja tras poner recursos y talento.

Visto fríamente, y nunca mejor dicho, parece que se abre una nueva Guerra Fría, con la diferencia de que China, a diferencia de la Unión Soviética, es una potencia económica mucho más fuerte y en expansión.

Beijing siempre mira a lo lejos y como siempre no tiene apuro, porque sabe que en el tiempo vencerá en esta otra Guerra Fría.