Su filosofía militar se resumía en una frase: Hay que quemar la colmena para que se vaya el enjambre. Y para quemar la colmena, Gómez realizó hazañas incontables.
Desde su llegada a costas cubanas, el 11 de abril de 1895, Martí y Gómez tenían previsto reunirse con Maceo en la manigua. El ansiado reencuentro se produjo el 5 de mayo, en el ingenio La Mejorana
Esta vez, la reciente declaración de la nueva Constitución de la República, también forma parte del homenaje a quien desembarcó un día como hoy en ese sagrado sitio de la Patria
Escudriñar, aun a vuelo de pájaro, en la vida de Máximo Gómez, ese dominicano recio, enérgico y de gran nobleza que fue Generalísimo del Ejército Libertador, es retrotraer en el tiempo a una figura que se entregó totalmente a Cuba sin pedir nada a cambio
El vicepresidente del Instituto de Historia de Cuba, Yoel Cordoví Núñez, disertará sobre Máximo Gómez, este sábado, a las dos de la tarde, en el habitual espacio La Sabatina de Fresa y Chocolate, en La Habana, encuentro que dirige el historiador Ernesto Limia
Atesora Cuba el privilegio de envidiables modelos de paternidad, patricios más que padres, verdaderos patrones que han inculcado en nosotros el anhelo de perfección en materia moral cuando de los hijos se trata
A pesar del tiempo transcurrido desde que nació ese hombre, grande entre los grandes, a quien los cubanos queremos como un retoño nacido del seno de la patria, lo cierto es que Máximo Gómez Báez es un hijo compartido, pues la tierra quisqueyana también tiene el derecho de llamarle así.