Desde su llegada a costas cubanas, el 11 de abril de 1895, Martí y Gómez tenían previsto reunirse con Maceo en la manigua. El ansiado reencuentro se produjo el 5 de mayo, en el ingenio La Mejorana.

Poco antes, camino a la cita, Martí y Gómez se toparon con unos jinetes. Era Maceo, con su caballo dorado, en traje de Holanda gris, como lo describió Martí en su Diario de Campaña.

El Titán de Bronce había salido a buscarlos, porque tenía a su gente de marcha al ingenio, donde se preparaba una comida para recibirlos. Previamente hubo un aparte entre Gómez y Maceo.

En la famosa reunión se discutió sobre las relaciones entre los mandos militares y los delegados revolucionarios, así como sobre la marcha futura de la guerra.

Entrevista difícil

Martí no aceptó en ningún momento que el mando civil quedara supeditado al militar. El bravo general consideraba, por su parte, que todo había de empeñarse en organizar la acción guerrera en Oriente, y como su tropa estaba casi desarmada, precisaba que Martí se trasladara a Nueva York para activar la provisión de pertrechos de guerra.

Cuando se separaron, quedó acordado que Maceo mantendría la suprema autoridad en Oriente, proyectando y dirigiendo las operaciones en esa importante provincia.

Gómez, acompañado de Martí, se internaría en el Camagüey y continuaría las acciones para cumplir su plan de invadir hasta el extremo occidental, llevando la guerra a todo el país.

Fue una entrevista difícil, tensa. En la misma surgieron discrepancias y la despedida fue fría, lo que no le restó importancia y significado a la cita.

Cartas con respuestas

Primaron criterios diferentes en cuanto a la forma y momento de constituir gobiernos. El hecho de que Maceo no se hubiese presentado ante Martí y Gómez una vez que conoció de su presencia, tuvo disímiles interpretaciones.

El hallazgo de algunas cartas de Maceo esclareció para la historia el retardo del reencuentro entre los tres jefes máximos de la revolución.

Pesaba el hecho de que Maceo pensara que ambos estrategas estaban en el sur de Camagüey, como fuera previsto en el plan inicial de desembarco acordado en Costa Rica.

De hecho, al referirse a la muerte de Martí, días después, le dice:”Cuba perdió en él un patriota incansable y un hombre de inteligencia clarísima que le llevó a conquistar el respeto y estimación de ilustres personalidades del mundo entero”.