No es difícil imaginar el trabajo que pasarían los pastores o cazadores en los albores de la Humanidad para contabilizar animales y presas.
Las piedras y los huesos parecen haber sido los primeros auxiliares para llevar esas primitivas cuentas, cuando los números aún no existían.
Fueron los sumerios, un pueblo de la antigua Mesopotamia, los que casi 4 mil años antes de nuestra era desarrollaron un método para contar, motivados por el desarrollo de la agricultura y el surgimiento de grandes conglomerados humanos.
Representaban el número uno con una bola de arcilla, y como lo mismo se podían agregar que quitar varias de ellas, crearon la suma y la resta.
Pero esas pequeñas esferas se guardaban en vasijas selladas, y solo al romperlas se conocía su cantidad. Entonces comenzaron a marcar en el barro y así surgió la escritura numérica.
Los egipcios superaron a los sumerios
Los sumerios inventaron un sistema numérico posicional de base 60, el mismo que usamos ahora para medir el tiempo.
El uno, el diez, el 60 y el 600 tenían diferentes figuras, y al marcarlas fuera del cuenco, ya no había que quebrarlo para determinar cuánto había. Poco a poco quedaron solo las escrituras, hechas en tablillas de arcilla.
Los egipcios dieron el siguiente paso en el desarrollo de las matemáticas con un sistema aditivo de base diez, como se aprecia en papiros conservados hasta nuestros días.
Los egipcios también trabajaron con fracciones, y como su nación llegó a ser muy próspera, crearon un sistema que permitía contabilizar hasta millones.
Por el contrario, ni romanos ni griegos fueron muy buenos en matemáticas, pues no empleaban símbolos distintos a las letras del alfabeto para designar cantidades.
A indios y árabes les debemos los números actuales
Los chinos fueron los primeros en establecer símbolos del uno al nueve, pero los indios y los árabes crearon los números que hoy conocemos.
Hicieron dos grandes aportes: con solo diez símbolos puede expresarse cualquier número, por grande que sea, y un mismo dígito representa distintos valores según el lugar que ocupe.
A pesar de sus ventajas, fueron precisos casi mil años para que ese sistema se aplicara en Europa. Con la expansión del Islam, los árabes introdujeron las cifras indias en todos sus territorios, incluyendo la España musulmana.
Sin embargo, la Europa Cristiana se resistió e incluso en el siglo XIV prohibió el uso de cualquier carácter indo-arábigo.
Tres centurias más tarde, las evidentes bondades del uso de los nueve números y el cero se impusieron irrevocablemente.