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La Habana, Cuba. – Integrador, afectivo, justo, ético. Muchos más pudieran ser los adjetivos para calificar al nuevo Código de las Familias a votación por referendo en todo el país.

Este cuerpo legal que regula a las instituciones relativas a la familia, el matrimonio, el divorcio, las relaciones paterno-filiales, la adopción y la tutela, entre otros muchos articulados, se aplica a todas las familias, cualquiera que sea la forma de organización adoptada, así como las relaciones jurídicas y familiares derivadas y de éstas con la sociedad y el Estado.

Lo han dicho los juristas, el Código de las Familias garantiza el orden jurídico y extrajudicial y salvaguarda los derechos de las personas, sin distinción de edad, raza, género o credo; no solamente los modelos familiares regulados, sino ofreciendo oportunidades y alternativas.

Principios, valores y leyes

Regidos por los principios, valores y leyes contenidas en la Constitución de la Republica y por Tratados y Convenios internacionales en materia familiar, el nuevo Código no excluye y sí toma en cuenta a las personas en situación de riesgo y vulnerabilidad, porque es totalmente integrador.

Reconoce, por ejemplo, el derecho a la autoprotección o la previsión futura de adultos y discapacitados, así como el derecho de los abuelos en el seno familiar, la comunicación entre parientes y su derecho a relacionarse con los nietos.

Valida así su trascendencia en la formación de las nuevas generaciones y en la trasmisión de tradiciones y valores.

Determina, asimismo, la obligación de los miembros de la familia al cumplimiento de los deberes familiares y sociales sobre la base del amor, el respeto mutuo, la coparticipación y la responsabilidad.

Porque se parece a Cuba

El anterior Código de la Familia, promulgado en 1975, a todas luces revolucionó y potenció las acciones del Estado revolucionario en pro de la igualdad efectiva entre sus miembros.

Para ello se desarrollaron políticas públicas dirigidas a la protección de los niños y el empoderamiento de la mujer.

Al igual que su antecesor, el Código de las Familias que hoy se somete a referendo, resume los resultados de investigaciones científicas, criterios y propuestas jurídicas y de entidades afines al tema.

De tal forma, responde el revolucionario texto legal a los preceptos constitucionales y jurídicos, y constituye un avance en materia de concepción de la familia en Cuba, porque se parece a nuestro país y a su gente.