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La Habana, Cuba. – Dentro de las pocas notas agradables que va dejando la segunda Liga Élite del béisbol cubano un nuevo récord del espirituano Frederich Cepeda complace a muchos.

Se trata de la marca de extrabases, batida el pasado 17 de noviembre, con lo cual dejó atrás la cota de 853 que ostentaba Orestes Kindelán. El hecho ocurrió en el primer partido de la subserie contra Industriales en el Latinoamericano.

Dos sencillos en las primeras comparecencias al home y dos boletos más parecían dejar la nueva marca para otro juego. Pero el béisbol conoce bastante de predicciones y en el noveno inning, frente al cerrador azul Juan Xavier Peñalver Hernández, el recio bateador zurdo desapareció la esférica por el jardín derecho.

Cepeda venía a buscar su récord con un doble, triple o jonrón; y salió esto último.

Cepeda es un salvaje

Tras el jonrón y el nuevo récord de extrabases, Frederich Cepeda solicitó que le devolvieran la pelota para su colección personal, pero alguien se quedó con ella como tesoro imborrable y nadie pudo convencerlo de que esa esférica significaba más para quien la había golpeado con fuerza de historia.

Cepeda solo sonreía, respondía a cada abrazo de sus compañeros de equipo y de sus rivales de la misma manera: sonriendo.

El espirituano más fiel a su camiseta naranja y a Cuba es también el uno en la historia de nuestro béisbol en bases por bolas recibida y en el por ciento de embasado.

Días atrás le había preguntado a Kindelán qué se sentía al ver que sus marcas estaban siendo borradas por el espirituano. “Cepeda es un Salvaje”, me comentó el santiaguero, uno de los últimos exaltados al Salón de la Fama del Béisbol Cubano. Y el Salvaje entonces suspiró de nuevo.