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Por: Teresita Jorge

Un profundo amor por la tierra generosa que se mostraba ante él sintió José Martí a su llegada a Caracas, en 1881.

Deslumbrado por la indescriptible belleza geográfica, el Héroe Nacional Cubano advierte haber arribado a un país de gente dulce, bondadosa, capaz de acoger, para aliviarlo, a un cansado peregrino.

Al caer rendido ante los prodigios de la naturaleza venezolana Martí exclama: “Así, armado de amor, vengo a ocupar mi puesto en este aire sagrado, cargado de las sales del mar libre y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios; a pedir vengo a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de la paz.”

Martí llega a Caracas y de inmediato acude a rendir homenaje a Simón Bolívar. Años atrás, en 1877, el prócer cubano había sentenciado: “El alma de Bolívar nos alienta.”

Bolívar: hombre de América

En su libro Venezuela en José Martí, la investigadora venezolana Mirla Alcibíades confirma que la llegada del patriota cubano al país suramericano ocurrió el 21 de enero de 1881.

Tan pronto arribó, presintió que era hora de detenerse junto a un pueblo que calificó de hidalgos y de damas, a reposar en sus valles y restañar sus múltiples heridas espirituales.

Pero el poeta indaga en la realidad de la tierra de Simón Bolívar, y denuncia en su crónica Un viaje a Venezuela, la indiferencia, por entonces, de los políticos corruptos ante los males de su pueblo.

El profesor venezolano Alberto Rodríguez Carucci destaca los artículos de Martí sobre El Libertador, de quien el Apóstol proclamó: “Con Bolívar, se dio al mundo el hombre americano, expansivo, pujante, y suntuoso, como nuestra naturaleza.”