La Habana, Cuba. – Aunque ha sido empleado durante siglos en muchas culturas, el jengibre dejó de ser muy popular hace un tiempo atrás, pero hoy ha recuperado gran notoriedad, y su usanza es cada vez mayor en la gastronomía como aderezo de muchos platos, pero sobre todo por sus propiedades medicinales, descubiertas hace más de 2 mil años.

Aunque originaria del sureste asiático, la planta se puede encontrar en zonas tropicales de todo el mundo, y los principales productores son Jamaica, China, India, Nepal, Tailandia, Bangladesh, Nigeria y Australia.

El jengibre está compuesto por hidratos de carbono, fibra dietética, proteína, azúcares, sodio, vitaminas C y B6, calcio, hierro, potasio, magnesio, fósforo, zinc, riboflavina y otros. Contiene, además, numerosos elementos antinflamatorios y antioxidantes beneficiosos para la salud, como gingeroles, beta-caroteno, ácido cafeico, curcumina y salicilato.

Bondades en la salud

Conocido como la planta milagrosa de los antiguos chinos, el jengibre ha demostrado tener grandes beneficios para la salud. Su consumo es efectivo en problemas digestivos, pues alivia la irritación gastrointestinal, evita la aparición de efectos secundarios relacionados con la mala absorción de alimentos y combate las náuseas y vómitos. Estudios han concluido que es un reductor de la tensión del cuerpo, por lo que disminuye los dolores  menstruales y los musculares inducidos por el ejercicio, en tanto es útil como antinflamatorio, incluso en los casos de osteoartritis.

Además, funciona como vasodilatador que mejora la circulación y flujo de la sangre, disminuye la congestión nasal, sobre todo en estados gripales, y refuerza las defensas del organismo.

Como si fuera poco, el jengibre tiene otra virtud: es un afrodisiaco natural, pues su aroma y sabor estimulan las zonas erógenas.