Desafortunadamente, poco conocido en los predios periodísticos es José de Armas y Cárdenas, uno de los más célebres periodistas cubanos de finales del siglo XIX y principios del XX, cuyo nombre de batalla fue Justo de Lara.

Nacido el 26 de marzo de 1866 en la villa de Guanabacoa, comenzó la labor periodística en el diario La Nación, dirigido por su padre; luego, presidió Lunes de la Unión Constitucional y fundó la revista satírica Las Avispas.

Literato, políglota, experto en las letras inglesas y estudioso de la obra de Miguel de Cervantes, fue corresponsal de The New York Herald y The Sun y sobresalió en el ejercicio de la crítica aguda y penetrante.

José de Armas y Cárdenas, Justo de Lara, tomó su seudónimo de la comedia de Gaspar Melchor de Jovellanos titulada El delincuente honrado, cuyo protagonista así se nombra.

Premio Justo de Lara

En homenaje a José de Armas y Cárdenas que así firmaba sus escritos, nació el Premio Justo de Lara en 1934, uno de los precedentes más significativo en concursos periodísticos cubanos.

Auspiciado por la tienda El Encanto, se otorgó hasta mil novecientos cincuenta y siete al mejor artículo o crónica publicado en el año y constituye el laurel de más larga vida en el sector, antes de 1959.

El premio se entregaba el 24 de febrero, reinicio de la gesta libertaria; Jorge Mañach fue el primero en recibirlo, Mirta Aguirre, única mujer en ganarlo, Raúl Roa, único en tenerlo dos veces, y Pablo de la Torriente Brau, único en concedérsele post mortem.

José de Armas y Cárdenas, Justo de Lara, fue miembro de la Academia de la Historia de Cuba, de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of America.