Tras un Aneurisma y accidente cereborvascular, París despidió el 27 de septiembre de 1916, al anciano de 83 años que revivió en el lienzo la expresividad de los cafés bohemios, la algarabía de las carreras de caballos, el mundo del teatro y la pasión vibrante del ballet.

Observador de almas, en sus retratos plasmó con fina perspicacia a modelos tan disímiles como: lavanderas, bailarinas y sombrereras, en un intento integrador y coherente de lo que llamaba realismo o arte realista.

Edgar Degas dejó en sus cuadros la maravilla del movimiento y al final de la vida, cuando apenas veía, sus empeños fueron hacia la escultura y las obras en pastel.

Pequeña bailarina de 14 años

La bailarina de Degas sube de nuevo al escenario

Edgar Degas como escultor solo expuso al público la figura Pequeña bailarina de 14 años, en 1881, su pieza más controvertida. Escultura de cera casi de tamaño real, tenía cabello humano, vestía tutú y provocó un aluvión de críticas negativas que dimensionaban el realismo extraordinario y la acentuada fealdad de la niña; no obstante, la describieron como “fealdad atractiva”.

Por casi cuatro décadas el francés concibió una importante cantidad de esculturas mantenidas ocultas y no permitió que ninguna fuera fundida en bronce; de sus pasiones, decía: Dibujar es una forma de pensar, esculpir es otra.

Tras fallecer, hallaron en el estudio de Edgar Degas unas 150 esculturas de cera, varias mal conservadas y 74 aptas para replicarse en bronce; Pequeña bailarina de 14 años no fue fundida.