José Martí dijo de Francisco Goya que dibujaba cuando niño con la dulcedumbre de Rafael, el pintor del Renacimiento italiano convertido en una de las figuras más relevantes de la cultura universal.

Rafael Sanzio, fallecido el 6 de abril de 1520, el día que cumplía 37 años, dejó una producción en la que descuella por plasmar el lado amable de la vida y de las elegancias.

Del también arquitecto, arqueólogo e inspector de antigüedades atraído por el estudio y conservación de los vestigios grecorromanos, destacan sus cuadros La sagrada familia, La Escuela de Atenas, El pasmo de Sicilia, La Fornarina y La bella jardinera.

Reconocido como uno de los dibujantes más finos en la historia del arte occidental y pródigo en el empleo del dibujo para planear sus composiciones, se dice que con Rafael Sanzio se clausura la etapa del Alto Renacimiento.

La Fornarina

La bella romana Margarita Luti quedó en la imagen eterna del tiempo gracias a su amante, el pintor italiano Rafael Sanzio.

El sobrenombre de la hermosa fue Fornarina, con el que también se llamó la pintura donde aparece sentada en reposo y apenas vestida con tules; el cuadro es un óleo sobre tabla de madera de álamo y se halla en la Galería Nacional de Arte Antiguo, en Roma.

Algunos investigadores especulan que la obra no está concluida y lo achacan a que en el pecho derecho no se perciben pinceladas, mientras el izquierdo presenta contrastes y los trazos del pincel son sueltos; Margarita Luti aparece, además, en los cuadros Transfiguración y El Parnaso.

Rafael Sanzio dejó espléndidos frescos en las estancias de la Signatura del Vaticano y la introducción de cambios en la Basílica de San Pedro, en la que estuvo a cargo de su dirección a partir de 1514.

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