Ciego de Ávila, Cuba. – En el aniversario 128 de la caída en combate de José Martí recordamos su vínculo con Máximo Gómez, quien tuvo en la región de Ciego de Ávila un singular protagonismo.

La entrañable amistad de respeto y consideración que existió entre El Apóstol de Cuba y el dominicano tienen pasajes poco conocidos, basados en los ideales más puros: fidelidad a los principios y sinceridad mutua.

Cuando el Maestro invitó a Gómez a que asumiera las riendas del Ejército Libertador le expresó: Yo no tengo otra cosa que ofrecerle a Usted que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres, señala en sus Apuntes de hoy, José Martín Suárez.

Esa frase se evidenció de manera particular en Ciego de Ávila en 1898, específicamente en el embarcadero de Palo Alto, donde Gómez recibió una expedición en favor de la independencia de Cuba.

Entrañable amistad entre Martí y Gómez

Otro hecho poco conocido en la historia es que el machete que utilizó Martí en el desembarco por Playitas de Cajobabo fue empleado luego por Gómez.

Fue su hijo Panchito Gómez Toro quien le obsequiara a Martí esa poderosa arma de guerra empleada por el Generalísimo, quien burló en más de diez ocasiones la trocha militar de Júcaro a Morón.

En el desembarco de Martí y Gómez por Playitas, un forúnculo laceraba la cadera del Apóstol y Gómez al percatarse de su molestia retiró su funda y machete de la cintura del Maestro y lo ubicó en la suya, manifiesta en sus Apuntes José Martín Suárez.

A 128 años de la caída en combate de Martí, un machete monumental se exhibe junto a la figura de Máximo Gómez en el parque que lleva su nombre en Ciego de Ávila, como símbolo de la fraterna amistad entre dos gigantes.