Caricatura: Alfredo Martirena

La Habana, Cuba. Primero de Mayo, Cuba celebrará de una manera diferente el Día Internacional de los Trabajadores. Así lo impone la crucial batalla que se libra frente al coronavirus y cuya principal arma es el aislamiento social, la responsabilidad personal de permanecer en los hogares para frenar el contagio.

Faltarán este año los multitudinarios desfiles en plazas de todo el país, en muestra de alianza entre obreros, profesionales, campesinos, combatientes. Pero los cubanos pondrán a prueba su creatividad y ya alistan disímiles iniciativas para la celebración.

Unos aprovecharán las nuevas tecnologías. Otros engalanarán fachadas y balcones con banderas y letreros con mensajes de optimismo, con la certeza de que Cuba también sabrá sobreponerse a este momento duro porque confía en las fuerzas de su pueblo, noble y tenaz. Y este Primero de Mayo se recordará a Fidel. El líder, el forjador de conciencia.

Una Revolución

La Revolución transformó la fecha del Primero de Mayo en una fiesta de unidad popular. El Comandante en Jefe Fidel Castro encabezó marchas y actos, hasta 2006.

Desde la tribuna de la histórica Plaza de la Revolución «José Martí» pronunció discursos en los que tomó el pulso al proceso de construcción del socialismo en Cuba, definió estrategias y rumbos.

Uno de los más trascendentales fue el del año 2000. Allí definió el concepto de Revolución, en una síntesis extraordinaria de pensamiento político y ético.

Con meridiana transparencia sentenció que Revolución es sentido del momento histórico y es cambiar todo lo que debe ser cambiado.

Fidel advertía así sobre el dañino inmovilismo, cuando el proceso revolucionario necesita permanentes búsquedas de caminos viables para avanzar, sobre la base de principios sólidos de soberanía y justicia social.