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Kcho, el hijo de Cuba. Foto: L. Mitjans

Kcho, el hijo de Cuba. Foto: L. Mitjans

«El arte es una actividad humana consciente capaz de reproducir cosas, construir formas, o expresar una experiencia, si el producto de esta reproducción, construcción, o expresión puede deleitar, emocionar o producir un choque». (W?adys?aw Tatarkiewicz, Historia de seis ideas)

Hay cosas en las que creo firmemente: que la vida es más de dar que de recibir; que el talento es un regalo acompañado con una cruz, porque para que alcance su máxima expresión debe ser compartido y; más que todo, tengo fe ciega en las sentencias de los poetas; sobre todo en esa que dice que todo lo que no se da, no se acumula se pierde.

Por estos días, en una visita al Museo Orgánico de Romerillo encontré más de una vez la frase: Kcho, el hijo de Cuba; y buscando en periódicos viejos localicé sus palabras el día de la inauguración del lugar: “no hay patrimonio cultural más grande que la Revolución Cubana, ni muro, sombra o abismo que pueda superar la energía del arte”.

¡Qué bueno que alguien se le haya ocurrido: Kcho, el hijo de Cuba! Tal vez es solo una expresión, quizás es parte de algún performance o a lo mejor siempre ha estado en el Museo. No quise preguntar. Preferí seguir el camino de mi imaginación; porque al final ¿un lugar que entre otros propósitos defiende el concepto de arte para todos, acaso no defiende también el poder de la imaginación?

Cuba también es arte. Foto: L. Mitjans.

Cuba también es arte. Foto: L. Mitjans.

En fin, me fascinó la expresión porque para mí es esperanzadora. ¿Cómo debería ser un hijo de Cuba? Si tomamos el ejemplo de Kcho: alguien que no olvide sus raíces, amante del arte y yo diría, de las simples cosas, emprendedor, con la mirada puesta en el futuro sin desconocer el pasado, con la sutileza como para poner el arte al alcance y en función de todos. Alguien que aprende a concebir su talento al servicio de los otros.

Kcho ha realizado muchas pequeñas cosas por y para los cubanos; que es lo mismo que decir que ha hecho muchas pequeñas cosas por Cuba. Una de ellas es el Museo Orgánico de Romerillo. Enclavado en el municipio capitalino de Playa, Romerillo era un lugar diferente; tal vez un poco olvidado. Hoy, en gran medida gracias al proyecto, el barrio tiene mucha más vida que antes y un rostro que a diario llama la atención de visitantes nacionales y extranjeros.

Contraseña para acceder a Internet. Foto: L. Mitjans.

Contraseña para acceder a Internet. Foto: L. Mitjans.

El muro que rodea el lugar habla por sí solo: una pintura de la bandera cubana, mapas del lugar, indicaciones a seguir y el eslogan: Con internet yo puedo. Dentro de la gran manzana que es el Museo hay conexión a Internet gratis vía WIFI, cuya contraseña es abajoelbloqueo. ¡Los hijos de Cuba no olvidan!

Así lo describió su creador: “Los espacios de este Museo estarán en la casas de las personas, en los comercios, en las cafeterías, en los parques, en las aceras, en las paradas de los autobuses, en las fachadas, en los muros; el arte estará en todas partes cómo un artículo de primera necesidad, sin el que no podemos vivir y con el que debemos contribuir; los artistas destruyendo modelos estandarizados de distribución y comunicación, construyendo una vida mejor para todos”.

Una de las obras del lugar. Foto: L. Mitjans.

Una de las obras del lugar. Foto: L. Mitjans.

En el Museo hay internet, pero también está la biblioteca Juan Almeida, el teatro Tocororo, un taller experimental de Gráfica, la Sala de arte Martha Machado que rinde homenaje a Wilfredo Lam; “La Nave”, un espacio para el arte Contemporáneo; los muñequitos de Elpidio Valdez.. En fin, es Un proyecto sin fines de lucro que nos ayuda a crecer con horizontes más amplios. (+Video)

Sé poco del Romerillo de antes; pero estoy segura de la importancia de disfrutar, de sentir y de vivir el arte de cerca; de cuantas barreras se rompen en el proceso de creación y cuán importante es disfrutar de un espacio que promueva la imaginación. Lo dijo Tejada Gómez: “Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas, lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se quedó sin hojas. Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas”.

Carta a los vecinos de Romerillo.

Carta a los vecinos de Romerillo.

Me gusta pensar que proyectos como el Museo Orgánico de Romerillo, que gente como Kcho, nacieron para luchar contra esa muerte lenta de las simples cosas.

Uno de los trabajos que presenta el Museo.

Uno de los trabajos que presenta el Museo.

Uno de los clásicos animados de Cuba.

Uno de los clásicos animados de Cuba.