La Habana, Cuba. – Cada día, la enfermera Zoe Alonso se reúne con dos estudiantes de Medicina para planificar el recorrido que tienen que hacer, casa por casa, en una manzana del Vedado habanero donde viven 273 personas.
La enfermera y las muchachas son parte de la primera línea diseñada por el Ministerio de Salud Pública para el enfrentamiento a la epidemia del nuevo coronavirus. Ellas integran la columna vertebral del sistema que se aplica en todo el país bajo la filosofía de no esperar la aparición de la enfermedad, sino de salir a detectar los casos antes de que aumente el contagio, y que ha permitido atender a más de 6 millones de personas.
Las tres mujeres, como miles de profesionales del sistema sanitario, visitan a diario cada domicilio para indagar si alguien tiene síntomas de alguna enfermedad respiratoria.
Buscar a los enfermos
Para las jóvenes Gretell González y Katia Aguilón, quienes cursan el quinto año de Medicina, la pesquisa comunitaria no es nada nuevo, pues han tenido que hacerla antes en busca de enfermos de dengue o zika.
Participar en las pesquisa, ayudar a enfrentar al nuevo coronavirus, nos hace reafirmar nuestra práctica médica con la población, que es al final a la que vamos a atender el día de mañana, dice Katia.
Como medida de seguridad, que además incluye el uso obligatorio de nasobucos, la enfermera y las alumnas no entran a las casas, sino que desde la puerta preguntan y están atentas a descubrir los síntomas de alguna enfermedad respiratoria.
Creo que es un método muy importante y uno de los logros de nuestra medicina, ir hasta las casas a buscar a las personas con síntomas, afirma Ana Ibis Conesa, una recién parida que es visitada por el trío.
Evitar complicaciones
La detección temprana de las personas con alguna sintomatología, que no
tiene que ser precisamente con Covid-19, sino que puede ser otra infección respiratoria, nos ayuda al diagnóstico precoz y al tratamiento oportuno para evitar complicaciones, explica la directora del Policlínico Universitario Vedado, Aurolys Otaño.
Esa institución, que atiende a más de 36 mil personas, está en Plaza de la Revolución, el municipio más envejecido del país, lo que aporta un factor de riesgo adicional en la actual pandemia.
Los adultos mayores, y sobre todo quienes viven solos, son un grupo vulnerable que atienden quienes hacen la pesquisa sanitaria.
La atención primaria es un probado valladar ante la aparición de enfermedades, porque, como ahora, está diseñada para andar incluso tras la pista del nuevo coronavirus.