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La Habana, Cuba. – Un análisis de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 2022 confirma que la administración de Joseph Biden suma otro año a su mandato sin desmontar las medidas de máxima presión diseñadas por Donald Trump, su predecesor en la Casa Blanca.

El republicano, con premura, deshizo casi todas las disposiciones de Barak Obama que aliviaron en alguna medida las tensiones entre los dos países.

Biden, en cambio, mantiene intactas decisiones injustificables como la inclusión de Cuba en una lista arbitraria de patrocinadores del terrorismo, que agrava aún más los efectos de la guerra económica contra la isla.

Como asegura rotundamente el vicecanciller Carlos Fernández de Cossío, el gobierno de Biden es el que con más agresividad y eficacia ha aplicado el bloqueo; el que más castiga y perjudica la vida cotidiana del cubano y la economía en su conjunto.

Cuba, abierta al diálogo respetuoso

El gobierno cubano ha reiterado su disposición al diálogo respetuoso con Estados Unidos, para buscar vías que contribuyan a recomponer puentes apenas sostenibles. Dos rondas de conversaciones se realizaron este año, para evaluar acuerdos vigentes sobre el sensible tema migratorio.

Que Washington retome sus servicios consulares en La Habana se considera otro paso positivo, aunque mínimo, si se toma en cuenta el alcance de una política brutal que busca a toda costa el colapso de un país, bajo asfixia económica y estímulo a la subversión política.

El bloqueo y los efectos de la inclusión en la lista de patrocinadores del terrorismo preparada por Estados Unidos -con su secuela de persecución y represalias- han golpeado muy duramente a Cuba este año.

La hostilidad de Washington sigue inalterable. También, la entereza de un pueblo frente a tanta perversidad.