La Habana, Cuba.- Emotivo cierre tuvo la noche de este domingo la función de Giselle por el Ballet Nacional de Cuba, cuando en medio de una ovación Anette Delgado entregó en escena su ramo de rosas a Alicia Alonso, la maestra, la leyenda, la bailarina que hizo suyo ese personaje y lo dotó de vida eterna.

Culminó así la temporada de esa joya del romanticismo en la danza que trata de la redención del amor, estudiada por la directora de la compañía cubana hasta lograr una versión marcada por la perfección técnica, estética y dramatúrgica.

Con su pleno dominio escénico, Anette Delgado y Dani Hernández mostraron cómo calan las lecciones de Alicia Alonso en el que posiblemente sea su ballet más querido.

Impecable estuvo el cuerpo de baile en el acto de las Willis, con una ejecución incluso interrumpida por los aplausos; y meritorio fue el desempeño de la orquesta del Gran Teatro de La Habana, dirigida por Giovanni Duarte.