Ciénaga de Zapata, Cuba. – El investigador Julio Amorín, historiador del municipio matancero Ciénaga de Zapata por más de 20 años, cuenta que Fidel se enamoró de esa porción geográfica, como mismo ocurrió en el pasado con Martí, Maceo, Gómez, Alejandro de Humboldt y Don Fernando Ortiz.

Pero él se ilusionó sobre todo con la idea de hacer cosas en bien de los cenagueros, y a partir de ese día venía casi todas las semanas. Estableció la costumbre de recorrer cada pedazo de la Ciénaga, afirmó Amorín.

El estudioso destacó que el Comandante en Jefe admiró la belleza de la Laguna del Tesoro y terminó por instalarse en un islote muy cerca del gran estanque, desde donde se proyectaron terraplenes, cooperativas de carboneros y pescadores, escuelas, campañas de vacunación, y villas turísticas.

Añadió que en su segunda visita, Fidel se dirigió hasta Buena Ventura y surgió la idea de fundar la primera cooperativa de pescadores. 

Dignos y soberanos

Recuerda el historiador de la Ciénaga de Zapata, Julio Amorín, que antes de 1959, el analfabetismo en esa localidad matancera era superior al 98 por ciento, con cuatro escuelitas. Alega que muchos enfermos morían en espera de ser trasladados a Jagüey Grande, Cienfuegos o Batabanó.

Amorín resalta que en apenas dos años se construyeron escuelas y casas para los carboneros, y se instalaron postas médicas. Las transformaciones alcanzaron todo el universo social y económico, que fue más visible, con el paso de los años, y que tuvo en la creación del Conjunto Artístico Comunitario Korimakao a una institución de élite.

El historiador destacó que la invasión de Playa Girón en primer lugar no tuvo éxito  para el imperio ante todo por la unidad, y porque en el momento en que se produce, la gente se identificaba con los conceptos de soberanía nacional, justicia social y dignidad.