La Habana, Cuba. – Quiso el azar que esa tierna mujer nacida en Media Luna, símbolo de amor, conciencia, fuerza y nobleza se llamara Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley, fuese aquella que abrazaba las causas más justas y ayudara a los más necesitados, a los desamparados.

Armando Hart dio una bella imagen de ella: Celia era como la justicia: humana y exigente. Y, además, como dijo el poeta: aquella muchacha que he visto en un sueño con tantas palomas prendidas al pelo.

Fue Celia Sánchez la primera mujer en incorporarse al Ejército Rebelde y su labor fue decisiva al cumplir las orientaciones de Frank País de organizar la red clandestina de campesinos que fue vital para la supervivencia de la guerrilla dirigida por Fidel tras el desembarco del Granma.

Celia fue necesaria, decisiva e insustituible al lado del líder invicto.

Celia: firmeza e inteligencia

Muchos testimonios hablan de la consagración de Celia al trabajo con el Comandante en Jefe Fidel Castro. Sobre ella el líder de la Revolución expresó: Una mujer muy valiente, muy firme, muy inteligente para escapar de la persecución.

En otro momento Fidel señaló: Había algo que era la calidad humana, la preocupación por la gente: en la guerra, después de la guerra nunca se le olvidó nadie.

En la lucha en la Sierra, el llano y en los avatares de la construcción socialista, frente a los obstáculos, fue clave y esencia. Celia fue la que más nos ayudó, jugó un papel decisivo en toda nuestra guerra, aseveró el líder invicto.

Las mujeres cubanas tienen en Celia Sánchez esa luz imparpadeable, intensa y luminosa que va por el mundo haciendo el bien a quien lo necesite, siempre al lado de la razón, justicia y soberanía.