Dijo el Apóstol: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, e inmensa fue la obra de quien este 9 de mayo cumpliría 101 años si no hubiese partido a esa otra dimensión, hace más de cuatro décadas, donde reposan los imprescindibles.

Celia Sánchez Manduley, la Norma guerrillera de la sierra y el llano, cautivó desde de pequeña por esa intrepidez que mucho contrastaba con su tímida forma de ser.

Esa valentía la enroló en el Movimiento 26 de Julio e incorporó al Ejército Rebelde para luego no descansar en la edificación de una Revolución Socialista.

Descollaban en Celia su modestia, sencillez, exigencia, a la par de una sensibilidad y solidaridad extrema ante los problemas ajenos. Así fue la incansable y fiel colaboradora de Fidel Castro, la que hizo de la consagración al trabajo un monumento a la dignidad y el honor de la mujer cubana.