La Habana, Cuba. El regreso a las clases es un asunto que involucra por igual a toda la familia, tanto a las de los que continúan estudios como a los de aquellos que se estrenan en los distintos niveles de enseñanza.

Un enfoque especial merece los preescolares; de por SÍ, el inicio de la vida escolar sitúa al pequeño de cinco años ante numerosos problemas de ajuste social.

En esa etapa, el menor se enfrenta a un ambiente muy diferente al del hogar, lo que requiere de un proceso de adaptación complejo y delicado, pues aun en aquellos niños que de antemano han sido preparados por la familia, suelen producirse rechazos.

Una familiarización atinadamente concebida, permitirá enfrentar con confianza el ingreso al colegio.

Primera gran responsabilidad

La incorporación a la escuela representa una nueva etapa en la existencia infantil, si este es un día señero para el alumnado, más lo es para aquellos que concurren por primera vez a un aula, lo que de por sí se convierte en la primera gran responsabilidad del niño.

Investigaciones de las neurociencias revelan las enormes potencialidades de aprendizaje y desarrollo del infante en las edades iníciales.

Al preescolar se le plantean pedidos y tareas que requieren grandes esfuerzos de su parte y que significan un cambio en su existencia; es una posición motivante, debido al significado que la sociedad y la familia le dan a la escuela desde que el niño comienza a estudiar.

En la etapa preescolar se comparten juegos y se realizan actividades juntas, será en el primer grado donde se sientan las bases del colectivo escolar.

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