Tokio, Japón. – Amenazados por la pandemia, los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 han diseñado un estricto protocolo para que la prensa acceda no solo a los deportistas, sino incluso a las instalaciones donde se compite.

Y es que los japoneses, cuya disciplina es proverbial, exigen a rajatabla el cumplimiento de lo que está establecido, sin escuchar razones más o menos válidas.

Por eso, el trabajo periodístico se convierte en un verdadero calvario, sobre todo si la cobertura coincide con un evento de alta demanda entre los reporteros.

Primero, y con 24 horas de antelación, hay que solicitar vía on line un permiso para asistir a la instalación. Si se recibe, solo si se recibe, se puede ir al escenario de competencia, pero eso no significa que se pueda llegar hasta donde están los deportistas.

Complicada labor

En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 también hay que pedir autorización previa para acercarse al más humilde de los competidores.

Cuando se logra el permiso, la famosa Zona Mixta, donde se puede conversar con los atletas, es otro problema sobre todo para los profesionales de la radio, obligados a grabar el diálogo.

Luego del consabido gel sanitario en las manos, periodistas y deportistas se colocan tras unas barreras plásticas separadas por unos tres metros y desde esa distancia se conversa casi a gritos.

Con suerte, así se logran las declaraciones de quienes son los verdaderos protagonistas de esta Olimpiada, aunque a veces uno piense que con tantas y a veces exageradas restricciones los organizadores se quieren robar el show.