Actualmente el Ministerio de Transporte está enfocado en un grupo de medidas para organizar mejor la transportación en La Habana.

El reglamento de las piqueras ya está aprobado y próximamente entrará en vigor, en él  se incluirán las piqueras existentes hoy. Lo primero es que todas deben estar señalizadas, por esta razón actualmente se prioriza la pintura y el asfalto; muestra de ello es la zona de la terminal de ómnibus”, así lo aseguró la Directora de Pasaje de la Dirección General de Transporte Provincial en La Habana, Ingeniera Maribel Poulot Bravo.

El Parque El Curita es una de las piqueras grandes en la que se labora en estos momentos, aunque no todos los transportistas llegan a esa zona, doblan en cuadras anteriores y provocan la desorganización entre los pasajeros.

No se trata de conformar piqueras nuevas, sino respetar las que existían y dejar bien claro el origen y destino de cada una para orientar mejor a la población, que en definitiva es la que debe beneficiarse con las medidas.

“Por uso y costumbre de las personas, se han adoptado como piqueras una zonas que no eran oficiales, y eso se está negociando ahora con los Gobiernos Municipales, que son los que autorizan dónde debe estar cada una”, acotó Poulot.

En este sentido, no solo se trabaja en las piqueras de los transportistas no estatales, también se intenta en estos momentos que las rutas de los ómnibus tengan una linealidad en su funcionamiento, ya que existen hoy rutas que van por un destino y regresan por otro, cuando lo correcto debe ser en la misma dirección.

“Con la reestructuración de las rutas, muchos pasajeros se han quejado, otros por el contrario agradecen los nuevos destinos de las guaguas”, señaló la funcionaria.

Sin embargo, la realidad es que esta nueva distribución favorece a la frecuencia con que pasa el ómnibus, porque si el tramo es más largo, entonces el recorrido se demorará más.

La Dirección de Transporte en la capital y del país trabaja para que la movilidad mejore, no solo con los vehículos privados sino también con los ómnibus locales, que en definitiva son lo que mueven al grueso de la población.

Con los 604 ómnibus trabajando como promedio diario, que dan 7 600 viajes, se pueden transportar un millón 100 680 pasajeros, pero el plan diario asciende a un millón 200 000 pasajeros.

Queda mucho por hacer. Una de las prioridades debe ser regular el precio del pasaje y destruir de una vez esos “precios históricos” que no todos los cubanos pueden pagar. Igualmente, urge crear mecanismos para facilitar el acceso de los transportistas al combustible, en primer lugar, porque hasta para ellos, el precio es elevado, y en segundo lugar, porque ellos mismos reconocen que a veces lo adquieren por terceras manos.

Toda obra humana es perfectible y cualquier esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de los cubanos, nunca será suficiente. La transportación es uno de los problemas que por años ha sufrido la capital, por tanto, el intenso trabajo que en estos momentos se hace, no debe cesar.