La Habana, Cuba. – Como antes Martí, Fidel comprendió rápido la necesidad de la unidad para el triunfo de la idea emancipadora. La experiencia histórica de la Cuba decimonónica y más tarde de las frustradas revoluciones del Siglo XX alimentaron la convicción fidelista de que la victoria era un hecho colectivo que aglutinaba a las masas.

Construir y mantener la unidad para el presente implica, siempre, extraer las lecciones correctas del pasado, dijo muchos años después del triunfo de enero.

Además estaba convencido de que cuando era imposible la unidad total, había que buscar los puntos de contacto con todas las fuerzas para hacer avanzar el proceso revolucionario. Y ese fue el centro de una estrategia que derrotó al batistato en poco más de dos años y abrió la puerta a una etapa aún más complicada, en la que las armas dieron paso a las ideas.

Unidad en lo diverso

Una de las ideas revolucionarias donde se expresó el genio de Fidel fue en lograr la unidad de lo diverso. Así, las Organizaciones Revolucionarias Integradas, las ORI, nuclearon al 26 de Julio, al Directorio Revolucionario y al Partido Socialista Popular.

Aquel fue el primer paso para la defensa colectiva del proyecto socio-político recién ascendido al poder. Y todo evolucionó desde entonces con los tiempos, pero siempre con la participación del pueblo, desde Girón, la Crisis de Octubre, la lucha contra bandidos, las misiones internacionalistas y el Período Especial, por solo citar algunos relevantes hitos.

Los cubanos cerramos filas alrededor de la idea emancipadora proclamada por la Revolución de Fidel, quien como un fino artista, se convirtió en el mejor tejedor de la unidad nacional.