La Doctrina Monroe sigue aferrada a la Casa Blanca

La Habana, Cuba. – No es una creación de ahora la llamada Doctrina Monroe. La frase, América para los americanos, está escondida en las telarañas que dejan casi 200 años de historia, pero posee el mismo color hegemónico que tenía cuando John Quincy Adams la tomó de su antecesor en la Casa Blanca.

Hasta ahora, con más o menor suerte, los políticos estadounidenses contemporáneos habían ocultado la esencia imperialista de ese pensamiento, e incluso algunos hasta la habían negado, como el exsecretario de Estado, John Forbes Kerry.

Hace cuatro años y medio, Kerry se llenó la boca para decir que la Doctrina Monroe había muerto y que Estados Unidos aspiraba a una relación de iguales con sus vecinos de este continente. Pero en un giro inesperado, el ahora excanciller norteamericano, Rex Tillerson resucitó hace unos días el enfoque colonial en las relaciones exteriores.

Intenciones al desnudo

En términos diplomáticos, e incluso políticos, Tillerson  metió la pata cuando destacó en público la supuesta importancia para el hemisferio de la Doctrina Monroe.

Se comenta, incluso en los intestinos de la Administración Trump, que ese desliz le puso la tapa al pomo y le costó el puesto, luego de varios encontronazos con el presidente. Lo cierto es que confirmó lo que todos sabíamos, que Estados Unidos mantiene sus centenarias apetencias imperialistas sobre una región que aún considera como su patio trasero.

El hecho cierto es que está al desnudo la vocación neocolonial de un gobierno caótico y por eso mismo muy peligroso.

Tillerson acaba de ser despedido como Secretario de Estado, pero su sustituto es Mike Pompeo y por eso habrá que esperar para tener la confirmación de que Monroe sigue en la Casa Blanca.