La Habana, Cuba. – Lo que se veía venir ha estallado, y lo que falta por ver pudiera ser peor. Irán ha cumplido con la promesa de que no quedaría impune el bombardeo de Israel el 1ro de abril a un barrio en la capital siria que constituyó un ataque bien calculado contra su embajada.

Dos altos oficiales de la Guardia Revolucionaria Islámica fueron masacrados por el impacto de los misiles junto a otros seis militares, y una decena de civiles.

Ocurrió apenas 10 días antes de que el asalto de la policía ecuatoriana a la legación diplomática de México en Quito, hiciera saltar de indignación al mundo por violar el Derecho Internacional.

No muchos, sin embargo, se pronunciaron tras el ataque de Tel Aviv a la sede consular de Irán. Este sábado, una andanada de misiles y obuses lanzados por Teherán contra objetivos de Israel, fue la respuesta. Tel Aviv va a contestar. 

Incendio esperado

Ciento ochenta y cinco drones, 36 misiles Crucero y 110 del tipo tierra-aire constituyeron el contrataque de Irán. Se ha dicho que la mayoría fueron interceptados al detectarse tempranamente por Estados Unidos, en su trayecto de varias horas.

Pero no fueron los únicos ajustes de cuentas a Tel Aviv este sábado: el grupo chiita Hezbolá disparó 40 obuses contra el norte israelí, y otro tanto hicieron los hutíes. Mientras, el presidente Joe Biden confesó que ya estaban en la región aviones y destructores contra misiles enviados por el Pentágono de modo «preventivo».

Todo ello termina por incendiar el polvorín que se venía gestando gracias a la impunidad de Israel en Gaza, conseguida con el apoyo de Washington.

No debe descartarse que el propósito sea, justamente, este: justificar el enfrentamiento directo con Irán que está en marcha.

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