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La visita a Rusia del presidente de la República Miguel Díaz-Canel y la presencia en La Habana del titular del parlamento turco son esfuerzos de la nación por romper el muro con que Estados Unidos trata de aislarnos.

La coincidencia de esas visitas hay que enmarcarla en el duro contexto económico que vive el país, especialmente como consecuencia del apretón del bloqueo.

Pero aunque Rusia está lejos, sigue siendo un socio estratégico en áreas vitales como el suministro de hidrocarburos, trigo y fertilizantes, a partir de créditos estatales. Son lazos asegurados por la voluntad política de Díaz-Canel y Putin que han favorecido un creciente intercambio comercial.

Otro punto relevante es la participación en el Consejo Supremo de la Unión Económica Euroasiática, de la que Cuba es el único miembro fuera de esa antigua región soviética.

La variante turca

Mientras que el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel estaba en Moscú, a La Habana llegaba una delegación parlamentaria turca de alto nivel.

Más allá de las novelas y las series televisivas, desde Ankara vinieron las famosas patanas que respaldan la generación eléctrica y sin cuya presencia los apagones fueran mucho más crudos.

Pero hay potencialidades de ampliar y profundizar las relaciones bilaterales con las posibilidades de mayor participación extranjera en los planes de desarrollo nacional.

Sectores como energía, agricultura, biotecnología y salud conforman un terreno aún inexplorado para consolidar los vínculos con los turcos, un lazo que a pesar de la distancia geográfica parece ser sólido.

Y es que con lo vivido esta semana, esas importantes visitas establecen entre La Habana, Moscú y Ankara, un importante triangulo de cooperación.

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