Las pocas décimas que separan los votos obtenidos por Daniel Noboa y Kuisa González en la carrera por la presidencia de Ecuador, auguran dos meses agitados.
La segunda ronda será el 13 de abril y bastará con la mayoría simple para que quien la obtenga sea proclamado mandatario.
El resultado del domingo fue calificado como un triunfo por González, candidata de Revolución Ciudadana, atendiendo a la ilusión creada por Noboa de que en esa ronda «se llevaría el gato al agua».
Pero el aspirante a la reelección por el Movimiento de Acción Democrática Nacional, lo que se llevó fue un fiasco.
El camino es cuesta arriba para ambos. Contra el mandatario pesan los nulos resultados de sus escasos 15 meses de gobierno.
Frente a Luisa se yergue la maquinaria mediática que ha satanizado al correismo, y la falta de unidad que lastra al progresismo ecuatoriano.
Hay que crecer.
Un nombre se reitera en voz de los analistas que intentan prever el futuro cercano de Ecuador, pese a que está fuera de cualquier expectativa de triunfo.
Leónidas Iza, candidato de Pashakutik, obtuvo apenas un cinco por ciento de los sufragios. Pero esos votos pudieran inclinar la balanza y romper el empate técnico en que terminaron Noboa y Luisa, para darle a uno de ellos, un triunfo más holgado en abril.
El movimiento indígena es francamente Antineoliberal, y su dirigencia está clara de que permitir la reelección de Noboa sería más de la misma receta de desigualdad social que ha exacerbado la violencia; eso, sin contar la supeditación a Washington mostrada por el mandatario.
Lamentablemente, la unión no ha sido la característica de la relación entre los indígenas y el correismo.
Pero la lógica y la vida indican que es el momento de lograrlo.