Finalmente Ecuador acaba de elegir un nuevo presidente en la persona de Daniel Novoa, heredero de un emporio multimillonario y con treinta y cinco años de edad.

Novoa se impuso en la segunda vuelta a la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, con un margen de ventaja de 2.50 a 48 por ciento- en medio de una poderosa campaña mediática y de complicación del escenario interno dirigida, entre otras cosas, a inculpar y demonizar a la referida organización política  de izquierda liderada por el ex mandatario Rafael Correa, en el exilio a cuenta de un proceso judicial amañado.

Como se recuerda, las elecciones fueron convocadas de urgencia luego que el presidente de derecha en funciones, Guillermo Lasso, fue remitido de su cargo por  una gestión fallida en todos los sentidos.

Cuadro complicado

Daniel Novoa, el nuevo presidente ecuatoriano, es hijo del multimillonario empresario Alvaro Novoa, que en cinco ocasiones aspiró inútilmente al ejecutivo, y pertenece justo a lo más rancio de la oligarquía local.

Su discurso, al decir de los entendidos, ha seguido el molde de la tradicional política de derecha, con promesas de mejora nacional y pública en un país que desde el cese de la dirección de izquierda ha derivado al caos, la violencia y la inseguridad.

De hecho en la reciente campaña electoral fue asesinado uno de los aspirantes con la utilización de sicarios colombianos que luego murieron todos en prisión en medio de una presunta revuelta de reclusos.

Toca ver si realmente Novoa cumple sus hitos propagandísticos y para ello la opositora Luisa García ofreció toda su colaboración.