Foto: OK Diario

Recientemente, en una entrevista pública, el actor Robert de Niro calificó al presidente Donald Trump de incapaz, ridículo e interesado únicamente en asegurarse el continuar al frente de la Casa Blanca, luego de los comicios de noviembre.

Lo decía, según apuntó, a partir de la total falta de seriedad con la que el jefe de la Oficina Oval ha asumido la pandemia de la COVID-19 en Estados Unidos, y de sus políticas peligrosas y extremistas.

Coincidió esta valoración, apuntamos nosotros, justo con el veto norteamericano, en el Consejo de Seguridad de la ONU, a  una declaración de apoyo de cesar acciones de guerra.

La iniciativa de esa entidad, por la  imperiosa necesidad de imponer un alto el fuego a escala mundial, es para facilitar a todos los países un enfrentamiento efectivo al nuevo y letal coronavirus.

Vanalidad y prepotencia

Vale decir que la declaración que Washington hizo naufragar en el Consejo de Seguridad, fue presentada por Francia y Túnez.

Ambas refieren en el documento una exhortación de Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, para que cesen los enfrentamientos armados, en favor de combatir la pandemia.

Desde luego, Washington no podía suscribir un documento de ese tipo, porque es precisamente el impulsor global de las guerras, con o sin la presencia directa de sus tropas.

No obstante, como pretexto para su negativa, la Casa Blanca usó la referencia a la Organización Mundial de la Salud, que aparece en el debatido texto, entidad que Donald Trump culpa de la COVID-19 y de su extensión internacional.