Jair Bolsonaro representa lo peor de la política brasileña. Foto: CNN

La Habana, Cuba. – Muy difícil es la tarea de la izquierda brasileña que este domingo concurre a las urnas para retar la propuesta del ultraderechista Jair Bolsonaro.

Las últimas encuestas dan una clara ventaja al clon carioca de Donald Trump, que ha utilizado el miedo y hasta el engaño como armas discursivas ante un electorado descontento con los políticos tradicionales.

En esa campaña, que tiene tintes neofascistas, el excapitán ha tenido como aliados al ejército y al movimiento evangelista, que es el más grande de Brasil con unos 42 millones de fieles.

La Iglesia Universal del Reino de Dios, que encabeza el pastor y empresario Edir Macedo, en sus liturgias riega el odio contra el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad, al que presentan como enemigo de los valores cristianos, mientras que Bolsonaro es alabado como el que salvará a Brasil de la perdición.

Peligroso programa

Con un discurso reaccionario, Bolsonaro podría haber sido parodiado por Chaplin en El gran dictador. Pero más allá de la farsa política, sus anunciadas intenciones ponen los pelos de punta a cualquiera.

En el terreno económico plantea privatizar las empresas estatales, entre ellas la petrolera Petrobras. En lo social propone cambiar el modelo de pensiones por uno al estilo chileno, en el que los trabajadores acceden a fondos privados de retiro.

Más loca es la idea de armar a la población para enfrentar la violencia que el año pasado dejó unos 60 mil muertos.

En política exterior prevé alinearse con Estados Unidos y seguro apuntar los cañones contra el Foro de Sao Paulo. Y para cerrar, su vicepresidente Jamilton Morau ya anunció que si es necesario, habrá un autogolpe de Estado con el respaldo del Ejército…Brasil está al borde del abismo.