La Habana, Cuba. – La tensión por la renuncia de la sede oficial, Santiago de Chile, tras el golpe de estado del general Pinochet, y la imposibilidad de Sao Paulo de organizarlo por la epidemia de meningitis, obligó a buscar una solución inmediata a los VII Juegos Panamericanos.

Fue así como México decidió salvar la continuidad de las citas con apoyo de su gobierno y la infraestructura deportiva creada para los Juegos Olímpicos de 1968.

Otra vez el atletismo dio la nota más alta en cuanto a resultados, gracias al primado mundial del triplista brasileño Joao Carlos Oliveira, quien marcó 17 metros y 89 centímetros. El decatlón y los 100 metros dejaron también cronos relevantes.

Si bien no hubo nuevos deportes, se sumó en la lucha la especialidad grecorromana, retornó el judo y las pesas eliminaron el movimiento de fuerza.

Cuba, segunda potencia deportiva

Un total de 57 oros y 134 preseas consolidaron a la delegación cubana en la segunda posición de los séptimos Juegos Panamericanos de México.

Boxeo, esgrima, voleibol, gimnasia artística, béisbol, atletismo y pesas fueron las disciplinas que más campeones aportaron, mientras Silvio Leonard, Alejandro Casañas, Rolando Garbey y Margarita Rodríguez fueron nombres que marcaron con sus desempeños en esta edición de la cita multideportiva de América.

Por el esfuerzo desplegado en la organización y desarrollo del certamen, el mexicano Mario Vázquez Raña tuvo su premio, pues el congreso de Organización Deportiva Panamericana lo designó presidente de la entidad, cargo que ostentó con amplios resultados por cuatro décadas, hasta su fallecimiento en el 2015.