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Por: Joel García

Se inicia una serie histórica con el propósito de repasar algunos pasajes de los Juegos Deportivos Panamericanos celebrados hasta la fecha.

Aunque la capital argentina había sido elegida para organizar esta lid en 1942, no fue hasta 9 años más tarde que pudo realizarlos con éxito total.

Un precioso acto inaugural en el Estadio Juan Domingo Perón dio la bienvenida a las 21 naciones que participaron en la justa, ganada por los anfitriones, seguidos de Estados Unidos y Chile.

Fue esta la primera ocasión en que el dominio norteño no pudo hacerse sentir en la punta del medallero final, aunque justo es reconocer que los argentinos aprovecharon su condición de sede, pues repletaron instalaciones y apoyaron hasta el delirio a sus deportistas. Se abría un amplio horizonte para el deporte en América.

El bicampeón Rafael Fortún

Diferente a lo que sucedería después del triunfo de la Revolución, la delegación cubana a los primeros Juegos Deportivos Panamericanos en Buenos Aires fue muy pequeña.

En solo tres disciplinas se concentraron nuestras 9 coronas: atletismo, béisbol y gimnasia artística. Sin embargo, uno de los deportistas más fotografiados y seguidos de la justa resultó el bólido camagüeyano Rafael Fortún, quien se impuso en 100 y 200 metros planos, con récords continentales.

Nuestros peloteros también se lucieron a pesar de encajar una derrota, mientras que las 6 coronas de la gimnasia impresionaron hasta el especialista más audaz.

El cuarto lugar por naciones en la tabla final con 28 preseas significó para Cuba la primera señal de aliento. Lo mejor en las citas multideportivas continentales estaba por venir para nuestro país.