Por: Yoelvis Lázaro Moreno

No hay nada más agradable que dormir las mañanas de domingo. Buena vibra siempre genera el hecho de liberar todo el agotamiento de la semana y desahogarnos del peso del reloj, que  muchas veces suena cuando más entusiasmados estamos descansando.

El sueño, como el reposo relativo, es reparador y necesario. Y se impone ese tiempo de descarga, ese momento de “tirar el cable a tierra”, como decimos en buen cubano, para programar nuevas actividades y lanzarnos energizados hacia los retos tentadores de la cotidianidad.

Pero es importante que nuestros sueños no les generen desvelos ni sobrecargas a otras personas en el hogar. Hay que armonizar en nuestra vida en familia hasta las costumbres más placenteras.

Debemos educarnos en compartirlo todo: las alegrías, los desafíos, las tareas domésticas y hasta las horas de descanso, pues a todos nos deleitan y también nos hacen falta.

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